octubre 20, 2010

ALFREDO ZITARROSA


Alfredo Zitarrosa (n. 10 de marzo de 1936 en Montevideo, Uruguay; m. 17 de enero de 1989 en la misma ciudad) fue un cantante, compositor, poeta, escritor y periodista uruguayo, considerado una de las figuras más destacadas de la música popular de su país y de toda América Latina

Hijo natural de Jesusa Blanca Nieve Iribarne (Blanca), que con 19 años lo dio a luz en el Hospital Pereira Rossell, de Montevideo, es anotado como Alfredo Iribarne.
A poco de nacer, en circunstancias especiales, su madre lo "dio a criar" al matrimonio compuesto por Carlos Durán, hombre de varios oficios, y Doraisella Carbajal, por ese entonces empleada en el Consejo del Niño, pasando a ser Alfredo "Pocho" Durán, viviendo con ellos en diversos barrios de esa ciudad, trasladándose luego, entre 1944 y fines de 1947, al pueblo de Santiago Vázquez, con frecuentes visitas a la campaña cerca de Trinidad, capital del departamento de Flores, de donde era oriunda su madre adoptiva. Se ha señalado que esta experiencia infantil lo marcó para siempre, notándose en su repertorio la inclusión mayoritaria de ritmos y canciones de origen campesino, fundamentalmente milongas.
Alfredo Zitarrosa (de pie), junto a sus guitarristas Ciro Pérez, Nelson Olivera y Vicente Correa en 1972.
Regresó con su familia adoptiva, por breve tiempo, a Montevideo, para luego pasar a vivir, al comienzo de su adolescencia, con su madre biológica y el esposo de ésta, quien a la postre le diera su apellido, el argentino Alfredo Nicolás Zitarrosa, y su hermana recién nacida, al paraje denominado actualmente Rincón de la Bolsa, en el km. 29,500 de la vieja ruta a Colonia, departamento de San José. Afincado allí, cursaba el Liceo en Montevideo, adonde finalmente se trasladó en su temprana juventud, viviendo primero con el matrimonio Durán y luego en la pensión de la señora Ema, sita en la calle Colonia esquina Médanos (hoy Barrios Amorín), para ocupar después la famosa buhardilla de la casa que funcionaba también como pensión y era propiedad de Blanca Iribarne, su madre, ubicada en la calle Yaguarón (hoy Aquiles Lanza) 1021, enfrente de la plaza que actualmente lleva su nombre y a la vista del Cementerio Central. Trabajó, entre otros menesteres, como vendedor de muebles, de suscripciones a una sociedad médica, de oficinista y en una imprenta. Tiempo después, recordaría con especial afecto al que fuera su primer empleador, un tal Pachelo, que le fue presentado por uno de sus compañeros habituales de viaje en sus traslados diarios a Montevideo, durante la época liceal.
Se inició en las lides artísticas en 1954, como locutor de radio, incursionando como presentador y animador, libretista e informativista, e incluso como actor de teatro. Fue también escritor, poeta y periodista, destacándose, en esta última actividad, su labor en el semanario Marcha.
Encontrándose en Perú, forzado por las circunstancias y un poco fortuitamente, debutó profesionalmente como cantor en 1964, exactamente el día 20 de febrero, en un programa que se emitía por el Canal 13, Panamericana de Televisión, comenzando así una carrera que nunca se interrumpiría. Zitarrosa relata así su experiencia: "No tenía ni un peso, pero sí muchos amigos. Uno de ellos, César Durand, regenteaba una agencia de publicidad y por sorpresa me incluyó en un programa de TV, y me obligó a cantar. Canté dos temas y cobré 50 dólares. Fue una sorpresa para mí, que me permitió reunir algunos pesos…"

Poco después, al pasar por Bolivia de regreso a Uruguay, realizó varios programas en Radio Altiplano de la ciudad de La Paz, debutando posteriormente en Montevideo, allá por 1965, en el Auditorio del SODRE (Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica). Su participación en este espacio le sirvió de peldaño para ser invitado, a principios de 1966, al ya reconocido Festival de Cosquín, en Argentina, al que volvería en 1985.
Desde el principio, se estableció como una de las grandes voces del canto popular latinoamericano, con claras raíces de izquierda y folclóricas. Cultivaba un estilo contenido y varonil, y su voz gruesa y un típico acompañamiento de guitarras le dieron su sello característico.
Adhirió al Frente Amplio de la izquierda uruguaya, lo que le valió el ostracismo y finalmente el exilio durante los años de la dictadura. Sus canciones estuvieron prohibidas en Argentina, Chile y Uruguay durante los regímenes dictatoriales que gobernaron esos países. Vivió entonces, sucesivamente, en Argentina, España y México, a partir del 9 de febrero de 1976.
Levantada la prohibición de su música, como la de tantos en la Argentina luego de la Guerra de Las Malvinas, se radicó nuevamente en Buenos Aires, donde realizó tres memorables recitales en el Estadio Obras Sanitarias los primeros días del mes de julio de 1983. Casi un año después volvió a su país, donde tuvo una histórica y masiva recepción el 31 de marzo de 1984, la que fue descripta por él mismo como «la experiencia más importante de mi vida».1

Falleció en los albores del 17 de enero de 1989, a causa de una peritonitis derivada de un infarto mesentérico
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Alfredo_Zitarrosa


Tinta Roja
Tango 1941
Música: Sebastián Piana
Letra: Cátulo Castillo

LOS ANDARIEGOS




Alberto Cortéz cuenta su experiencia con "Los Anda"
En la década de los cincuenta, mis padres me enviaron a estudiar a San Rafael, preciosa ciudad del sur de Mendoza. Ingresé en el colegio Manuel Ignacio Molina con la intención de obtener el título de bachiller que me permitiera posteriormente tener acceso a la universidad. A los dieciocho años la amistad es un fundamento irrefutable. Uno entrega el corazón a cada nuevo amigo, pero dentro de esa versatilidad de entrega existe ese alguien a quien uno quiere más o prefiere a los demás por comunión de pareceres o simplemente por admiración. Felipe Ángel Ritrovato “Cacho”, Héctor Zingaretti “Pochi” y yo formábamos un trío de amigos inseparables. “Tres amigos siempre fuimos en aquella juventud, era el trío más mentado que pudo haber caminado por esas calles del sur...”, como rezaba el tango “Tres amigos” de Cadícamo y Luna.
Además de compartir aulas y estudios, compartíamos afición por el deporte, especialmente el atletismo. Pochi era un atleta consumado, muy alto y muy fuerte, yo no me quedaba atrás, y Cacho un estilista en todo. Por ejemplo, lanzaba el disco y si bien sus marcas no eran las mejores, verlo en aquella disciplina era un placer por la plástica que derrochaba en cada intento. Cotidianamente íbamos a la confitería París, salón de té con una excelente pastelería y lo más importante, un piano a mi disposición, lo que convertía aquel salón de té en un café-cantante a la provinciana. Después de los estudios yo me acercaba a la París, me sentaba al piano y cantaba a toda voz las últimas canciones a la moda.
En aquella confitería París nacieron Los Andariegos. Un grupo de amigos cantantes y guitarristas lo hicieron posible: Pedro Cladera, que años más tarde se convertiría en Chacho Santacruz; Juan Carlos Rodríguez, cantor de tangos en la orquesta típica de Ricardo Ortiz; Rafael Tapia, también cantor de la misma orquesta; Abel González, "Gonzalito", excelente guitarrista; y el Cacho Ritrovato, que a partir de su ingreso en el conjunto pasó a ser Cacho Ritro. Por aquel tiempo, Cacho tocaba bastante bien la guitarra, tenía una voz aceptable y una gran presencia en el escenario. Bailaba espectacularmente bien el malambo, danza masculina del folklore argentino, y eso, más su capacidad de adaptación a las otras voces, le otorgaba un protagonismo especial en el grupo. Un sexto integrante llamado el Rubio Jiménez completaba el elenco de Los Andariegos originales. Jiménez fue el primero en desligarse del conjunto y su lugar me lo ofrecieron a mí, pero mis calificaciones en el colegio no eran lo suficientemente buenas como para obtener la conformidad de mi padre. Después de algunas actuaciones en la confitería París con gran éxito, Los Andariegos recibieron una oferta para viajar a Buenos Aires a grabar sus primeros discos para la marca Odeón. Aquello fue todo un acontecimiento en la pequeña ciudad, tanto que cuando regresaron con su primer disco bajo el brazo, los amigos les hicimos un recibimiento como si hubieran ganado la copa del mundo. Estoy hablando del año 57, principios del 58. Debido al éxito de su primer disco, Los Andariegos se trasladaron definitivamente a la capital.
Yo me recibí de bachiller, Héctor Zingaretti también, Cacho al ingresar en Los Andariegos abandonó los estudios, y aquel trío de amigos tomó el camino del exilio sentimental. Zingaretti ingresó en la facultad de Medicina de la ciudad de Mendoza y yo en la facultad de Derecho de Buenos Aires. En la capital me instalé en una pensión de la calle Libertad y al poco de estar allí, Cacho alquiló una habitación en la misma casa y volvimos a estar juntos. Como es de imaginar no había actuación de Los Andariegos que yo me perdiera. Incluso en alguna ocasión reemplacé a alguno de ellos que por alguna razón no podía actuar, es decir, me convertí en una especie de comodín del conjunto. Recuerdo con particular claridad una vez que fuimos a cantar a una fiesta que le ofrecían a Nat King Cole durante su visita a Buenos Aires. Conservo esa foto como una reliquia.
Al tiempo nuestros caminos se separaron y poco a poco me fui alejando de Los Andariegos. Al iniciar mi aventura europea fue el momento de la separación total. Recuerdo que al llegar a Bélgica le escribí una postal a Cacho lamentando la distancia, y en donde le prometía que algún día volveríamos a estar juntos. Muchos años después, cuando Los Andariegos ya eran sólo un recuerdo, invité a Cacho a integrarse como guitarrista en mi grupo de acompañamiento. Cuando nos sentamos en la mesa de la bienvenida en mi casa en Madrid, Cacho sacó aquella postal preguntando “¿te acordás de esto?”. Confieso que la emoción nos llevó hasta las lágrimas.
Pedro Cladera, “Chacho Santacruz”, murió en un accidente automovilístico; Gonzalito se casó y vive feliz en San Miguel, una población de la provincia de Buenos Aires, retirado del mundo de la música. A Juan Carlos Rodríguez se lo llevó la parca de mala manera, y Rafael Tapia, la última vez que lo vi, tenía un restaurante en la ciudad de Mendoza. A medida que la gente del grupo fue desapareciendo, otros integrantes fueron ocupando sus lugares: Raúl Mercado, excelente músico y poeta; Agustín "el negro" Gómez, guitarrista de pura cepa.
El conjunto adoptó entonces una filosofía diferente, modernizando hasta el asombro sus arreglos musicales. Hablar de Los Andariegos era hablar de la más depurada vanguardia musical. Cacho compuso canciones muy importantes como “Canción para un niño en la calle”, con el gran poeta Armando Tejada Gómez o “Los ángeles verdes” con Ariel Petrochelli. Cantaban a los mejores poetas y a los mejores compositores y ellos mismos se erigieron en tales y se fueron convirtiendo en leyendas. En 1976 los militares una vez más tomaron por la fuerza el poder en Argentina, y la inteligencia, la poesía, el pensamiento y el buen gusto pasaron a ser material subversivo. Fue la dictadura más brutal y sanguinaria de la historia argentina. Para Los Andariegos comenzaron a llegar las amenazas de muerte, y el grupo, acosado por la ignominia, no tuvo más remedio que dispersarse.
Algunos tomaron el camino del exilio, caso de Raúl Mercado, y otros el camino del eclipse y el pasar lo más desapercibido posible ante la constante espada de damocles de la barbarie militar argentina.
Gilberto Piedras es un francés de Toulouse, músico de vocación, afición y profesión, amante de la música sudamericana y especialmente del folklore argentino, que se convirtió en un “andariególogo” y se propuso desde Francia reagrupar a aquellos hombres a los que tanto admiraba. La tarea no fue fácil, pero al fin lo consiguió, invitando a los ya canos Andariegos a grabar un disco en Europa financiado por él y proponiéndose él mismo como un integrante más del conjunto.
Leonardo Sánchez, extraordinario músico guitarrista sobrino de Raúl Mercado que vive en París, completó el quinteto. Cuando el disco estuvo terminado, por azar llegó a mis manos. Un buen día recibí la visita de Gilberto y juntos nos prometimos intentar alguna cosa conjuntando a Los Andariegos conmigo. La idea tomó forma y un buen día nos encontramos ensayando canciones en mi casa alrededor de la amistad recobrada y las ganas renovadas. Gilberto, convertido en un importante empresario, organizó una gira que concluyó en el Olympia de París el pasado 30 de abril de 2001. El actuar con Los Andariegos, que a pesar de no haber cantado juntos en los últimos veinte años, conservan la frescura y el talento de sus años mejores, ha sido para mí un privilegio inusitado, un volver a vivir un tiempo que ya no es, pero que sigue permanentemente vivo en mi recuerdo, en mis ansias y en mi corazón.

Memorable version de Los Andariegos en este tango:

POBRE GALLO BATARÁZ
Pobre gallo bataraz,
se te está abriendo el pellejo.
Ya ni pa' dar un consejo,
como dicen, te encontrás,
porque estás enclenque y viejo,
¡pobre gallo bataraz!

Pero en tus tiempos, cuidao
con hacer bulla en la siesta,
se te paraba la cresta
y había en la arena un finao.
Y siga nomás la fiesta
porque en tus tiempos, ¡cuidao!

Era de larga tu espuela
como cola de peludo.
Y a'más de ser entrañudo
eras guapo sin agüeria,
porque hasta el más corajudo
sintió terror por tu espuela.

Si en los días de domingo
había depositada,
ya estabas de madrugada
sobre el lomo de mi pingo.
Había que ver tu parada
pocas plumas el domingo.

Y si escaseaba la plata
o andaba medio tristón,
entre brinco y reculón,
me picabas la alpargata
como diciendo: Patrón,
ya sabe si anda sin plata.

Pobre gallo bataraz,
nunca te echaré al olvido.
Pimenton y maíz molido,
no te han de faltar jamás.
Porque soy agradecido,
¡pobre gallo bataraz!

octubre 19, 2010

LOS CANTORES DEL ALBA - MANTELITO BLANCO

El conjunto fue creado en noviembre de 1958, en lo de Pajarito Velarde, mecenas del grupo. Gilberto Vaca, Tomas Campos y Jorge Cafrune, provenían de Las Voces del Huayra, aunque este último solo estuvo en la nueva formación solo tres meses, agregándose Javier Pantaleón y Alberto González Lobo.

Dedicado al Flaco Héctor Becerra, Chino Alfredo Ortiz, Pedrito Cardozo y Edgardo Pizarro por los recuerdos de serenatas entrañables.


El nombre surgió a propuesta de una turista norteamericana, en casa de Pajarito, en base a una copla popular.

Las aves cantan al alba

Yo canto al atardecer

Ellas cantan porque saben

Yo canto para aprender

En 1959, graban su primer disco, y luego el segundo, última que aparece la voz de Alberto Gonzalez Lobo, reemplazado por Horacio Aguirre, primera guitarra y segunda voz.

A poco de su formación fueron conociendo los aplausos del gran público nacional, un conjunto de expresividad fuerte, sin arreglos excesivamente virtuosos, de canto específicamente salteño en sus voces, aun abarcando varios géneros, con humildad dicen todo en sus profundas bagualas o en sus vidalas. Un conjunto que se arraigó en el gusto popular a tal punto que no había festival folclórico en el que no participaran.

En 1965, se retira Tomás Campos, que continua su carrera como solista, y lo sustituye Santiago Gregorio Escobar, que venia de Los Gauchos de Güemes.

Con Escobar graban "Salta Carpera", "Mas Cantores", "Cantemos Folklore" con el Coro Infantil del Teatro Colón, entre otros.

En el segundo semestre de 1968, siempre conservando su estilo, incursionan en Valses y Serenatas, en esta placa discográfica, Escobar graba 10 temas y 2 Tomás Campos, que regresa al conjunto con "Versos de un Estudiante" y "Llora Corazón".

Es en 1970, al realizar su primera gira por Europa, que visitan España, Francia e Inglaterra. En este último país fueron considerados como el mejor grupo de música extranjera y grabaron para la BBC de Londres un especial junto a Los Rolling Stone.

Hasta 1975, graban 6 discos de valses y serenatas, con éxitos como "Adiós Adiós", "Pajarillo", "La lancha del amor", "Cuando llora mi guitarra" y "Nuestro Juramento" entre otros. Es en ese año que incluyen en su repertorio la música mexicana, dando comienzo a la época de "Entre Gauchos y Mariachis", con clásicos como "Llegó Borracho el Borracho", "A orillitas del río", "Rancho Alegre", "Tata Dios", "Yo soy el aventurero", "Sandunga", "La Malagueña" entre otros. Es interesante acotar que, aun cuando interpretaron estos temas que no pertenecían al folclore argentino, les dieron una coloratura que los hacía parecer como tales. Justamente lo contrario de lo que sucede con otros conjuntos, que cantan zambas como si fuesen baladas...

El 31 de Julio de 1978, en la curva de El Infiernillo, a 25 Km. De Rosario de la Frontera, Javier Pantaleón, fallece en un accidente automovilístico. En una selección de voces, lo reemplaza Hugo Cabana Flores, grabando 8 discos, con antologías como "Baguala en fuga de pena", "En cada esquina un cantor", "Padre vino", "Que nunca falte esta zamba", "La parranda larga", etc.

En 1982 se retira Cabana Flores, reemplazándolo Carlos Brizuela, ex integrante de Los Nocheros de Anta.

En 1986 grabaron un nuevo disco, "América canta en Salta", pero el 7 de noviembre de ese año fallece uno de los mentores del conjunto, Gilberto Vaca, y Charango Martínez se integra a Los Cantores del Alba.

Siguen sucediéndose las grabaciones y los viajes, tres veces a EEUU entre otros lugares.

El 25 de Abril de 1992 fallece Horacio Eleodoro Aguirre, creador de canciones memorables como "El que toca nunca baila", "Serenata Otoñal", "Que nunca falte esta zamba", "Tócame una chacarera", y muchas creaciones más, en compañía de Javier Pantaleón, Campos, Vaca, José Ríos, Hugo Alarcón, José Gallardo y otros. Es reemplazado por Julio Argañaraz, proveniente de Las Voces del Alba. Luego se producen algunas desinteligencias por el nombre del conjunto, que finalmente retoma el nombre, y al cabo de un tiempo muere en Villa Guessel, el hombre nacido en Urundel, Pcia. De Salta, Tomás Campos, la última de las voces fundadoras, y primera voz.

Hoy el nombre de Los Cantores del Alba es posesión de Sonia Campos e hijos, que con otros integrantes siguen el derrotero de los precursores.

Entre los muchos logros de Los Cantores del Alba, se cuentan, "Mástil de Oro" en 1965, por ser el conjunto de mayor calidad interpretativa, "Limón de Oro", revelación y consagración en el Festival Internacional de Piriapolis (Uruguay). Huéspedes de Honor de la República del Paraguay, mejor conjunto extranjero, en Inglaterra 1970, declarados patrimonio cultural de Salta en 1982. Grabaron además en España y Alemania. Varios discos de oro, más de 60 grabaciones originales hacen de este conjunto un verdadero tesoro patrimonial de esta provincia.

Fuente: www.geocities.com.ar

octubre 18, 2010

LOS 4 DE CORDOBA - La Murga del Abrojal

Un poco de Historia

El barrio se desarrolló a partir de un paraje llamado El Abrojal en el Siglo XIX. En 1862 se creó la Plaza de Carretas, un mercado para comerciantes. En 1890, por iniciativa del entonces intendente Luis Revol, se creó un complejo de viviendas sociales en el mismo lugar, en el cual se instalaron inmigrantes provenientes en su mayoría de Italia, España y países de Medio Oriente. La cultura y vida social se desarrolló alrededor de un comercio llamado Casa de Pepino, que hoy funciona como museo y centro cultural.
El nombre de Pepino fue imponiéndose a través de la práctica, ya que uno de los principales dramaturgos de fines del S. XIX, Podestá, tenía un personaje denominado Pepino el 88, y al ser habitué del almacén, la gente comenzó a identificar el lugar con el nombre del personaje.
La casa, destruida y prácticamente abandonada por la familia es recuperada por el municipio como parte del patrimonio tanto tangible como intangible de la ciudad.
El primer crecimiento
El Abrojal

Desde su fundación en 1573, hasta ya pasada la segunda mitad del siglo XIX, nuestra ciudad capital se limitó sólo a las 70 manzanas que había trazado su fundador. La masa poblacional no crecía y esas pocas manzanas en torno a la Plaza Central demoraron en densificarse. En esta primera entrega, los primeros pasos de la ciudad. En la próxima semana, Córdoba del otro lado del río.
Sara Bongiovanni
Especial

La ciudad de Córdoba estuvo durante tres largos siglos aprisionada por fuertes límites físicos que contenían su crecimiento: La Cañada -peligrosa en aquel entonces por sus desbordes- por el oeste; las fuertes barrancas del sur y el río, en el norte, que también sorprendía con su fuerza atropelladora los días de crecida.

En aquellos viejos tiempos de la colonia, todo pasaba dentro del "rondín", esa pequeña ciudadela delimitada por las hoy calles Santa Rosa y Lima, al norte; Santiago del Estero y Paraná, al este; Bv. Illia y San Juan, al sur, y Bolívar y Jujuy, al oeste.

Fuera de esos límites todo era montes, descampado y pastizales. A principios del siglo XIX, cuando recién comenzábamos a independizarnos, la ciudad contaba sólo con poco más de 8.000 vecinos. Córdoba aún no había comenzado su desmesurado crecimiento.

A partir de 1870. No obstante, el ferrocarril y el influjo de las masas inmigratorias fueron modificando la fisonomía de la ciudad en forma acelerada, a partir de las últimas décadas de ese siglo. En 1869 la ciudad ya contaba con casi 35.000 habitantes; en 1895 el censo sumó cerca de 55.000 y a comienzos del nuevo siglo, en 1906, 93.000. Y así las progresiones cambiaron con notable celeridad determinando el censo de 1935 un total de 311.832 ciudadanos.

Luego, la ciudad comenzó a romper los límites que la demarcaron durante siglos, atravesando las barreras físicas. Los primeros asentamientos se manifestaron en lo que hoy es barrio Güemes, por entonces dos poblados denominados Pueblo Nuevo y El Abrojal, antes y después de la Cañada, hacia el oeste. Se fueron instalando en este sector diferentes familias y como era zona de llegada desde las quintas, no tardaron en aparecer comercios, conformándose un primitivo vecindario.

Los planos de la ciudad capital de 1878 incluyen el centro y anexos, barrio General Paz, el Abrojal y Pueblo Nuevo. Ya por entonces había sido fundado también el tradicional San Vicente.

Con la construcción sucesiva de los diferentes puentes que fueron sorteando el obstáculo del río y el crecimiento poblacional debido a la masa inmigratoria se comenzaron a conformar los diferentes barrios pueblos, siempre perimetrales al centro fundacional.

Inicialmente se construyó el Puente Sarmiento, en 1871, que permitió una franca vinculación con barrio General Paz. Después vino el puente de la "calle ancha" (Av. General Paz y Vélez Sársfield).

El original, de madera con pilares de hierro fue reemplazado en 1911 por el actual puente Centenario.

Luego se construyó el puente Avellaneda y, en 1880, se ordenó la construcción del puente Santa Fe. En 1890 se vinculó General Paz y San Vicente, con su nuevo puente. En 1898 fue el turno del puente Alvear.

Alta Córdoba quedó así totalmente vinculada al centro y el crecimiento hacia el oeste se manifestó con el surgimiento de barrio Alberdi, superado el límite de la Cañada.

Con señas particulares Pueblo Nuevo se caracterizó desde sus inicios por ser una de las barriadas más típicas y criollas de la ciudad (era uno de los sectores con menor porcentaje de población extranjera), con un verdadero espíritu de trabajo y sacrificio, según señala el historiador Efraín U. Bischoff en sus escritos.

El Abrojal, por otro lado, fue consolidando poco a poco sus leyendas de barrio cuchillero, imagen que a más de un siglo fue difícil de erradicar.

De estos barrios –de uno y otro lado de la Cañada– sobran historias de fantasmas, duendes y aparecidos, muy coloridas, que pasaron a conformar el anecdotario cordobés, entre cuyos personajes el más reconocido y popular es "La Pelada".
Fuente: La Voz del Interior - Sábado 20 de enero de 2007

octubre 11, 2010

DIGO LA TELESITA

Un trío de lujo: Marcelo Mitre en guitarra, Roxana Carabajal interpretando a Telésfora Castillo (la telesita) y el bailarín de los montes Juan Saavedra es el Supay

Cierta vez, en los montes de SANTIAGO DEL ESTERO, habitaba una jovencita Telésfora Castillo, Telesita para quienes la conocían y la querían. Vivía sola, sin que se le conociera familia ni casa donde habitar. Suponían que era muy pobre ya que se presentaba vestida casi en harapos y descalza. Llevaba un cantarito de agua sobre su cabeza en algunas oportunidades y en otras un poco de leña .

De tanto en tanto aparecía atraída por los ecos de la música. Amaba la música y la danza, se apartaba del grupo de gente y sola bailaba aconpañando los compaces de la música, dando golpes sobre su cantarito, bailaba marcando los pasos de la danza con pies tan leves que parecía no tocar la tierra. Cuando amanecía y la fiesta llegaba a su fin, todos veían a la telesita regresar al monte, hasta que hubiera otra. Cuando se hizo otro baile, Telesita no acudió a la fiesta, todos adviertieron su ausencia. Fue inútil que pusieran la música fuerte, esperando que asi viniera. Todos se preocuparon, inquietos y afligidos los hombres salieron a buscarla, internandose en el monte nocturno. Recién al otro día hallaron su cuerpo sin vida, quemado junto al fogón al que seguramente se arrimaba para pasar la noche.
Fuente: http://tq.educ.ar/grp0134/telesita.htm

CUCHI LEGUIZAMON FIGURA Y GENIO DEL SIGLO XX

argVIDEO 6 de 9

http://www.eltribuno.com.ar/

HOMENAJE AL DUO SALTEÑO

octubre 09, 2010

ALBERICO MANSILLA


El poeta Albérico Mansilla, autor de ‘Viejo Caá Catí‘ y ‘Lunita del Taragüí‘, vive en la provincia de Córdoba, en la localidad de Mendiolaza, lugar realmente de ensueño.

Don Albérico Mansilla es autor de conocidas letras del folklore argentino. Le puso poesía a muchas composiciones de Romero Maciel - con el que logró precisamente sus obras más celebradas, como “Viejo Caá Catí”, “Lunita del Taragüí”, “Paraje Palmita”, “Corrientes Cambá”- y también compuso con artistas de otros géneros, como en el caso de “Tiempo de partir”, con Eduardo Falú, “Coplitas para mi muerte”, con Carlos Di Fulvio, y trabajos con Horacio Guarany y otros grandes de la música argentina.

En una charla amena y distendida con Luis Beresovsky, don Albérico Mansilla recordó cómo volcó en sus canciones vivencias que lo habían marcado a fuego durante su juventud.

‘Yo estudié el primer año de Magisterio en Posadas, porque en Corrientes no había esa carrera. Luego seguí mis estudios en Corrientes, de manera que iba a Caá Catí en vacaciones‘, recordó el poeta.
Y fue en una de esas vacaciones, precisamente, cuando acompañó a un paisano amigo de su hermano en un viaje para llevar una tropita que tenían en la zona. Fue un viaje con lluvias, por el campo, ‘con esas capas brasileras que se usaban‘.
Esas estampas comenzaron a quedarle grabadas. ‘Junté varias vivencias y las metí en esa canción‘, cuenta hoy don Albérico sobre ‘Viejo Caá Catí‘, quizá una de sus poesías más reconocidas. ‘Esa canción tiene el mérito de la vivencia‘, reflexionó el poeta, que incluso señaló que prefirió escribir sobre esas vivencias y sobre su tierra en lugar de escribir sobre temas de amor, como habitualmente sucede.
Respecto del homenaje recibido del Negro Alvarez, don Albérico afirmó que cuando se lo propuso, le dijo que no, pero al final aceptó.
Durante la charla recordó el tiempo en que su Caá Catí natal se denominó General Paz, y cómo esa localidad recuperó su nombre original, con Navajas Artaza como gobernador de Corrientes.
“Coplitas para mi muerte”, es una chacarera que con letra de Albérico Mansilla hizo música Carlos Di Fulvio. Y recuerda: “Albérico Mansilla, autor de temas antológicos que nutrieron el repertorio de los más grandes intérpretes, como en el caso de Ramona Galarza, recaló en Córdoba cuando de muchacho decidiera abordar la carrera de abogacía.

Corría entonces la década del ’50, él ganaba sus chirolas como periodista y locutor del informativo radial de LV2 (Radio Central de Córdoba) y yo hacía mi aparición por la misma emisora como cantor y guitarrista en el programa “La revista de las estrellas”.

Pero en la emisora donde mas tiempo trabajó fue en lo que hoy es Cadena 3 (LV3, Radio Córdoba), donde se jubiló.
Mucho tiempo después, un amigo en común, Julio Marbiz, quien tampoco goza de fama extrovertida, me acercó en un papel unas coplas que hablaban -en tono aparentemente jocoso- de un tema tan serio y cierto como lo es el tema de la muerte.
A solicitud del mismo y, como eco de aquél tiempo vivido silenciosamente, me animé arrimarles música en tiempo de chacarera como quien después de muerto se diera cuenta que ha muerto y anhela resucitar”.
El tema se grabó en el disco “De la Patagonia a la Puna”, en el año 2006.
También tuvo un exquisito programa en Radio Nacional.
El nuevo disco que produjo el Negro Alvarez, incluye los mejores temas de Albérico Mansilla, pero no solo los litoraleños, sino los que compuso con Eduardo Falú, Pedro Favini, Carlos Di Fulvio, Dino Saluzzi y el propio Alvarez.

Distinción al poeta Albérico Mansilla por su aporte a la cultura
Fecha Publicación: Sábado, 27 de Octubre de 2007

Los integrantes de una Comisión de Homenaje que preside Adolfo Navajas Artaza, viajaron a Córdoba para expresar su consideración al letrista. Desde Gobernador Virasoro a Córdoba, el afecto se hizo recuerdo junto al autor de “Lunita del Taragüi”.


El poeta Albérico Mansilla, autor de ‘Viejo Caá Catí‘ y ‘Lunita del Taragüí‘, vive en la provincia de Córdoba y hasta allí viajaron los integrantes de la Comisión de Homenaje que gestada en la localidad correntina de Gobernador Virasoro, preside Adolfo Navajas Artaza. Reconocer en vida, el aporte cultural del destacado escritor, cultor de la música regional, fue la premisa que motivó el traslado de los integrantes del grupo.
La Comisión fue originada con el patrocinio de Adolfo Navajas Artaza, Juan Rodríguez, Ramón Chilotegui, Miguel Gorowsky y Ramón Toledo, y el primer homenaje que realizó fue precisamente a uno de los artistas que más trabajó con Mansilla, el recordado Edgar Romero Maciel, en un reconocimiento entregado en enero del año 2002, poco tiempo antes del fallecimiento del pianista.

Fuente:
www.facebook.com/l.php?u=http%3A%2F%2Fwww.el-litoral.com.ar%2Fleer_noticia.asp%3FIdNoticia%3D72045&h=4c280

octubre 01, 2010

HIMNO NACIONAL ARGENTINO EN QUECHUA

El 24 de mayo de 1812 se presentó en la "Casa de Comedia" de Buenos Aires la obra teatral "El 25 de Mayo" de Blas Parera, referida a la revolución de Mayo de 1810, la cual terminaba con un himno coreado por los actores. Uno de los espectadores, el porteño Vicente López y Planes, se sintió inspirado y esa misma noche escribió la primera estrofa de un himno para reemplazar al de Morante, al que el catalán Blas Parera había puesto música.

La Asamblea General Constituyente lo aprobó como "Marcha Patriótica" el día 11 de mayo de 1813. Al día siguiente le encargó componer con urgencia una nueva música a Blas Parera. Algunos autores dicen que éste accedió, pero pasados varios días no presentaba ningún resultado. Finalmente se habría negado, alegando que la letra era ofensiva contra España y que él temía las represalias del gobierno del rey. Fue encarcelado por el gobierno y obligado a componer bajo pena de fusilamiento.[1] En una sola noche terminó la partitura (simplemente copió la música que había compuesto para la obra de teatro un año antes). Fue liberado y en el primer barco abandonó para siempre la Argentina, viviendo varios años en Río de Janeiro (Brasil) y finalmente en España, donde murió.

Esta teoría sobre las razones de la partida de Parera ha sido también refutada. El musicólogo Carlos Vega opina que "meses antes de su partida, el gobierno argentino (recuérdese que el país estaba en guerra) exigió a todos los españoles residentes juramento de fidelidad a la patria naciente y morir por su independencia total, legalizando su adhesión mediante una carta de ciudadanía. Podría ser que la adopción de la nacionalidad argentina hubiera sido una imposición demasiado dura para el catalán, y acaso la causa de su extrañamiento súbito."[2]

Se estima que la obra fue presentada el mismo día 25 de mayo de 1813 ya que el día 28 de ese mismo mes se cantó en el teatro durante una función patriótica efectuada durante la noche. Luego se lo conocería como Canción Patriótica Nacional, y más tarde simplemente como Canción Patriótica. Pero en una copia de 1847 aparece titulada como Himno Nacional Argentino, nombre que recibe en la actualidad.

La letra era marcadamente independentista y antiespañola, como correspondía al espíritu de la época. Tiempo más tarde la Asamblea del año XIII pide un "arreglo" de la letra, para que el himno quedara más acorde con los nuevos vientos que soplaban: Inglaterra se oponía vigorosamente a todo arresto de autonomía en las colonias de España, su aliada en la guerra contra Napoleón. El embajador británico, Lord Strangford, hace saber al gobierno de Buenos Aires "lo loco y peligroso de toda declaración de independencia prematura".

Desaparecen entonces estrofas que anunciaban que "se levanta a la faz de la Tierra una nueva y gloriosa Nación". Se infiltran, en cambio, conceptos monárquicos tan en boga entonces, cuando los próceres competían en candidaturas de príncipes europeos para gobernarlos: el príncipe portugués, el francés, el italiano...

No extraña entonces el "ved en trono a la noble igualdad", afrancesamiento relacionado con el propósito de coronar al duque de Orleans (aunque otros autores señalan que los orleanistas no estaban a favor de la "noble igualdad" de la Revolución francesa sino más bien lo contrario, que eran partidarios del Antiguo Régimen). O "sobre alas de gloria alza el pueblo, trono digno a su Gran Majestad", estrofa desaparecida en la versión definitiva. O "ya su trono dignísimo abrieron, las Provincias Unidas del Sur".

El himno experimentó en 1860 otra modificación encomendada al músico Juan Pedro Esnaola, quien realizó una versión orquestada más rica desde el punto de vista armónico.

Tenido por Himno Nacional, la Canción Patriótica de López; a través de un largo período de la nacionalidad fue interpretado de acuerdo con el texto original; pero una vez desaparecido el furor de la contienda contra España, en aras de un acercamiento político con España, debido a numerosas críticas por parte de representantes diplomáticos españoles, la canción nacional sufrió en su enunciado una modificación de forma en lo relativo a aquella parte que pudiera tener un concepto peyorativo para otros países.

Durante la segunda presidencia del general Roca, el 30 de marzo de 1900 un decreto refrendado con la firma del Presidente de la Nación y de los ministros Luis María Campos, Emilio Civit, Martín Rivadavia, Felipe Yofre, José María Rosa y Martín García Merou disponía que:

"Sin producir alteraciones en el texto del Himno Nacional, hay en él estrofas que responden perfectamente al concepto que universalmente tienen las naciones respecto de sus himnos en tiempo de paz y que armonizan con la tranquilidad y la dignidad de millares de españoles que comparten nuestra existencia, las que pueden y deben preferirse para ser cantadas en las festividades oficiales, por cuanto respetan las tradiciones y la ley sin ofensa de nadie, el presidente de la República, en acuerdo de ministros decreta:

Artículo 1°. En las fiestas oficiales o públicas, así como en los colegios y escuelas del Estado, sólo se cantarán la primera y la última cuarteta y el coro de la Canción Nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de mayo de 1813."

Desaparecieron así las marciales referencias a "los bravos [argentinos] que unidos juraron su feliz libertad sostener, a esos tigres sedientos de sangre [los españoles] fuertes pechos sabrán oponer". También se quitó: "Son letreros eternos que dicen: aquí el brazo argentino triunfó, aquí el fiero opresor de la Patria [el soldado español] su cerviz orgullosa dobló".