octubre 27, 2011

LOS TROVADORES - PONCHO CELESTE , VINCHA PUNZO




Como hombre de campo, recopilador de leyendas y testigo de los entreveros que desataban la pasión por las mujeres y el odio por la bandera política opositora, Ernesto Ezquer Zelaya otorgó a sus libros el efecto de lo verídico.

Nació el 21 de noviembre de 1904 en Corrientes. En su estancia Santa Tecla, ubicada entre Ituzaingó y Posadas, con vista a las selvas paraguayas de la isla Talavera, escribió "Sucedió" (1938), "Poncho celeste, vincha punzó" (1940), "Puñado Yohá", "Payé" (1943) y "Cartas correntinas y otras yerbas".

"Trasuntan en sus páginas el Corrientes actual y de hace cuarenta años. El Corrientes que la generalidad desconoce, aunque intuye, por la leyenda sangrienta que siempre lo aureoló. El Corrientes de las divisas partidarias... con sus policías omnipotentes, estancieros vengativos, mariscadores, matones, capangas, contrabandistas, gauchos alzados, bandidos brasileros o paraguayos, otrora bajo la ley del facón y el naranjero y hoy gozosos de sentirla suplantada por la del revólver Colt y el Winchester 44", señala Justo P. Sáenz hijo en el prólogo de "Poncho celeste, vincha punzó"."

Vocabulario tradicional

Las imágenes telúricas con las que logra vigor narrativo surgen de una aguda observación de las costumbres, las creencias y el lenguaje de los paisanos.
Los vocablos guaraníes que nutren la conversación habitual, aun de aquellos que ignoran la lengua indígena, son un recurso que Ezquer Zelaya utiliza para delinear la rústica idiosincrasia de los paisanos.

El habla rural, entreverada con términos que se conservan del castellano arcaico, es rica en matices, rimas y sentencias que, como explica Eugenio Castelli en "Antología cultural del litoral argentino", transmiten un espíritu particular que genera interés en lectores desprevenidos y estudiosos de los fenómenos populares regionales.
El desarrollo de historias que rozan la tragedia y emergen de un paisaje poblado de misterio es lo que ubica a Ezquer Zelaya entre los escritores nativos que ofrecen documentos para la investigación folklórica del Litoral.

A pesar de que no escribe con soltura retórica, su montaje provoca el efecto de color local. Logra envolver en la sugestiva atmósfera de los esteros del Iberá para mostrar en primer plano la personalidad ardiente de los paisanos.

En sus libros se reconoce "el Corrientes del varón homicida y leal; sumiso con quienes se ganaron su afecto y feroz con el adversario; cuatrero a menudo, pero ladrón casi nunca. Tierra gaucha del caballo, el alarido, el culero, la polca y el acordeón... Iberá legendario con sus motes, lomadas, esteros y pirizales, querencia aún de matreros, donde todavía se oye rugir al tigre en alguna noche de agosto, encandilan ciervos los faros del automóvil, y los yacarés, dormitando en el agua barrosa, semejan leños a la deriva", sintetiza Sáenz hijo.

La pasión política del paisanaje, que despierta conflictos ante la menor provocación, es el eje de la narrativa de Ezquer Zelaya.
"En la provincia de Corrientes subsiste un fenómeno pintoresco de la historia argentina, en cuanto a colores de divisas se refiere... Se nace liberal o autonomista, como se nace rubio o trigueño...", apunta el autor.
En esa obra construye un fresco costumbrista con los avatares de gauchos retobados frente a la codicia de los jueces, quienes ejercen su poder a través de comisiones policiales.
Al mismo tiempo, Ezquer Zelaya señala tanto la férrea voluntad de trabajo como la demostración de coraje, rebeldía y violencia de los paisanos ante las circunstancias que limitan su libertad.

Y basta una cita para advertir la fuerza del testimonio y la efervescencia de la sangre ante la omnipotencia política.
"Mirá Ciriaco, la política fue una de las cosas que más lo perjudicó a mi padre. El era bueno y generoso, siempre dio dinero y anduvo molestándose para que Fulano o Mengano, unos doctores de la ciudad, a los que ni siquiera conocía, fueran diputados o gobernadores. ¿Qué sacó con eso? ¿Qué sacamos nosotros los hombres de trabajo? ¿Acaso ellos se preocupan de otra cosa que no sea cobrarnos impuestos y hacernos votar como ovejas, en montón y arreados? Vos sos liberal hace una punta de años, pero lo mismo tenés que pelarte el traste enlazando y pialando a los sesenta igual que a los veinte."

Los mariscadores

La vida de los cazadores furtivos que cruzaban con arrojo la impenetrable geografía del Iberá es recreada como una imagen impresionista por el autor.
"Se alzó Rosario acusado de homicidio, robo y deserción del Ejército. Sólo el Yberá o el cruce al Paraguay podrían salvarlo, y optó por el primero. Así empezó su carrera de cazador furtivo, de mariscador, alternada con cuatreras y saqueos a algunas poblaciones de la costa de la gran laguna. Salía siempre, durante varios años, al departamento de Santo Tomé, a negociar con un turco bolichero llamado Elías, a quien le vendía cueros de lobo, nutria, carpincho y plumas de garza", describe en "Poncho celeste, vincha punzó"."

Personaje épico

En sintonía con la raigambre cultural de las figuras que creó, el autor selló su estampa de personaje con el apodo de Gato Moro.
Como hacendado, tuvo un saliente perfil de caudillo, orgulloso de participar de las rudas faenas, junto a los peones, y de las trifulcas que protagonizaban sus seguidores en periódicas visitas a los pueblos cercanos.
Pero no sólo con el ejemplo ejerció su ascendiente sobre los bravíos gauchos de la campaña. Durante seis meses editó en su establecimiento agropecuario un periódico teñido de los ideales tradicionalistas con los que pretendía aleccionar.
Su vida no sólo se disparó hacia la economía rural y la literatura. Ezquer Zelaya llegó a desempeñarse como jefe de policía en Concordia y, tiempo después, como agregado cultural de la embajada argentina en Asunción del Paraguay.

La naturaleza legendaria de las historias correntinas envolvió al escritor, que, muerto el 12 de abril de 1952, se mantiene vivo en los sucesos que surgen del imaginario popular.
Más allá de lo verosímil, la biografía de Ezquer Zelaya lleva el halo de misterio de las historias que él mismo narró. "Porque yo, antes de escribir estas páginas, he cazado en el Yberá, he tropeado alguna vez y he vivido intensamente ese antagonismo de la divisa azul y de la roja. Y la bota y el poncho para mí nunca fueron disfraz", anticipó el escritor.
Analía H. Testa

FUENTE: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=198197

mayo 30, 2011

CARLOS DI FULVIO




Oriundo de Carrilobo, Provincia de Córdoba, nació en el año 1939. Hombre de la pampa gringa por nacimiento, a los 4 años se radicó junto a la familia en la ciudad de Córdoba y no descansó hasta que pudo concretar uno de sus más anhelados sueños: conocer la montaña. Su primer encuentro con el nuevo paisaje tuvo lugar a los 13 años y desde ese instante se sintió identificado con esa otra Argentina que se extiende de Córdoba al norte.
Por ese entonces tuvieron lugar sus primeras incursiones en el arte. Mientras integraba el Cuerpo de Danzas Folklóricas del Teatro Rivera Indarte de Córdoba y cursaba estudios de dibujo y pintura en la Escuela provincial de Bellas Artes “Dr. Figueroa Alcorta”, añadía a su advocación artística la práctica del canto y de la guitarra.
Su primera presentación en público fue en enero de 1953 en el auditorio de LV2, entonces Radio Central, de Córdoba.
Cuando decidió abrazar la guitarra -dice el propio artista- “No fue para hacer cosas mejores o peores o para competir, como quien diría: en esta vida de competencias...”. Lo hizo con la meditación necesaria que debe tener un hombre para definir su vida y elegir su camino.
En 1958 su nombre ya era conocido en todo el ámbito del país: LS82 TV Canal 7, LR4 Radio Splendid
, RCA Víctor entre otros, fueron los medios coincidentes en difundir su cuantiosa obra como autor, compositor e intérprete. nadie como él, en el territorio de la música popular de raíz folklórica, desde aquella, su primera zamba Guitarrero firmada con el seudónimo “José Piedra Ríos”, ha intentado ciclos tan amplios de obras integrales: “Concierto Supersticioso” (1964); “El Nacimiento de la Vidalita” (1965); “Canto Monumento” (1967); “La Conquista del Desierto” (1970); “El camino del Quijote” (1972); “Cantata Brocheriana” (1980), fueron algunos de los hitos fundamentales en su propósito simbiótico de conjugar la música popular de un modo mesurado y culto. Muestra de ello, es la cantidad de conciertos que a partir del año 1974 ha ido realizando con distintos organismos de jerarquía instrumental: Orquesta Sinfónica de Córdoba; Orquesta de Cámara de la Municipalidad de Bahía Blanca; Cuarteto de Cuerdas de la Universidad Nacional de Mar del Plata, entre otros...
Carlos Di Fulvio es autodidacta. Aconsejado por maestros, entre de la talla de Domingo Soderini, Francisco Javier Ocampo, María Luisa Anido y Mario Perini, ha sabido desempeñarse con solvencia en el sitial que las exigencias del consenso público le fuera adjudicando a través de los tiempos. Hoy, mientras su obra poética -a nivel secundario y terciario- se ha transformado en material de análisis, su música forma parte del programa de estudio en algunos conservatorios para la formación de nuevos guitarristas argentinos.
Este cordobés nacido en la pampa gringa pero identificado con el norte provincial, ha dado al cancionero folklórico argentino algunas de sus obras más clásicas. A la mencionada Guitarrero, podemos agregar Campo Afuera, ¿Se acuerda Doña Maclovia?, Cerro Salamanca y Un paso aquí, un tranco allá.

Premios, distinciones y reconocimientos
1959. Premio Martín Fierro, APTRA, Buenos Aires, programa televisivo “Sábados Criollos”
1960. Medalla de Plata “Nicolás Avellaneda”, Certamen Argentino del Poema Folclórico Ilustrado, Avellaneda, provincia de Buenos Aires
1960. Premio Martín Fierro, APTRA, Buenos Aires, programa televisivo “Sábados Criollos”
1961. Premio Martín Fierro, APTRA, Buenos Aires, programa televisivo “Sábados Criollos”
1982. Distinguido por el Servicio Oficial de Radiodifusión, Buenos Aires
1983. Distinción Discepolín, Secretaría de Cultura, Buenos Aires
1995. Premio Cóndor, Asociación Estampas y Memorias, La Plata
1995. Premio Santa Clara de Asís, Buenos Aires
1997. Distinción de la Universidad de Neigen Rhooden, Holanda
1999. Gran Premio SADAIC, Buenos Aires
2000. Premio agropecuario El Gauchito
2001. Premio Cóndor de Fuego, Asociación Estampas y Memorias, La Plata
2005. Premio Jerónimo Luis de Cabrera, Municipalidad de Córdoba
2005. Premio Cóndor de Oro, Asociación Estampas y Memorias, La Plata
Ha sido nombrado “Huésped de Honor” por las Municipalidades de Río Segundo (ciudad), Carrilobo, Villa Cura Brochero y Mina Clavero (prov. de Córdoba), las Municipalidades deRamallo (Buenos Aires) y Avellaneda (Buenos Aires), los Consejos Deliberantes de las Municipalidades de Río Cuarto (ciudad) y Río Tercero (prov. de Córdoba), el Consejo Deliberante de la Municipalidad de Pergamino (Buenos Aires).
Podemos citar los siguientes reconocimientos: “Uno de los diez personajes del siglo, junto a Leopoldo Lugones” (diario La Voz del Interior, 2000); “Canto Monumento, una de las grabaciones más importantes del siglo” (diario Clarín, 2000); “Embajador por el mundo” (Municipalidad de Villa Tulumba, 2000); “Ciudadano destacado” (Consejo Deliberante, ciudad deCórdoba (Argentina), 2005).






Discografía en Larga Duración

Canto con guitarra, 1960
Concierto folklórico, 1961
Como yo lo siento, 1963
Esencia del folklore (C. Di Fulvio / Suma Paz), 1963
Por los caminos del canto, hacia el corazón de la raza, 1964
Concierto supersticioso, 1964
El nacimiento de la vidalita, 1966
El ayer del guitarrero, 1966
El amigo, 1967
Canto monumento a la memoria de José María Paz, 1968
Concierto supersticioso / Visión del Chacho, 1969
La conquista del desierto, 1970
Canción para mi canto, 1971
Para el que tenga una ventana, 1971
Guitarrero (serie Oro Musical), 1972 aprox.
De regreso, simplemente, 1972
Esperanza en los días que vienen, 1973
Coplitas para mi canto, 1975
Nuevamente, Carlos Di Fulvio, 1976
Del altiplano a la pampa, 1979
Canto brocheriano (a la memoria de José Gabriel Brochero), 1982
Guitarrero (editado en México), 1984
De nadie y de todos, 1985
¿Se acuerda, Doña Maclovia?..., 1986

Discografía en CD’S

Guitarrero, 1995
La década del 70, 1995
Canto brocheriano (nueva grabación), 1995
20 grandes éxitos, 1996
Campo afuera (grabado en Holanda), 1997
Guitarreros - Carlos Di Fulvio / Argentino Luna, 1998
Carlos Di Fulvio - Espectacular, Serie año 2000, 1999
Carlos Di Fulvio - El sueño del brujo (colección Sentir el Folklore), 2000
Mis mejores 30 canciones, 2000
Carlos Di Fulvio - Colección Folklore del sur, 2002
De cuño y raíz, 2003
Canto monumento (nueva grabación), 2004
De la Patagonia a la Puna, 2006
FUENTE: www.carlosdifulvio.com/biografia.html

mayo 26, 2011

ATAHUALPA YUPANQUI



por Miguel Ángel Gutiérrez
www.atahualpayupanqui.org.ar/ata-bio.html

1908-1930

Atahualpa Yupanqui, el más grande creador popular de la Argentina nació, pocos lo saben, en el Campo de la Cruz, en José de la Peña, Partido de Pergamino en el norte de la provincia de Buenos Aires, el 31 de enero de 1908 y falleció en Nimes, Francia, el 23 de mayo de 1992.
Su verdadero nombre era Héctor Roberto Chavero.
De padres criollos, a los seis años empezó a estudiar violín e inmediatamente guitarra con el profesor Bautista Almirón. Sin embargo, no fueron los estudios musicales que realizó los que le permitieron descubrir los sonidos que le dieron fama mundial, sino el paisaje, la tierra misma, el cielo y los hombres de su patria. Decía Yupanqui: "Los días de mi infancia transcurrieron de asombro en asombro, de revelación en revelación. Nací en un medio rural y crecí frente a un horizonte de balidos y relinchos.
Era un mundo de sonidos dulces y bárbaros a la vez. Pialadas, vuelcos, potros chúcaros, yerras, ijares sangrantes, espuelas crueles, risas abiertas, comentarios de duelos, carreras, domas, supersticiones". Un mundo de misterios - los misterios de la tierra - que señalarían desde su infancia el mensaje que habría de proyectar al mundo entero durante toda su vida.
Su padre era un humilde funcionario de ferrocarril aunque nada podía matar al gaucho nómada que había sido. Así lo demostraban su buena caballada y sus experiencias de domador que el pequeño Roberto y su hermano trataban de imitar.
De su compañera eterna, la guitarra, Yupanqui nos dice: "Este instrumento se hizo presente en mi vida desde las primeras horas de mi nacimiento. Con guitarra alcanzaba el sueño..." Eran vidalas o cifras que tocaban sus padres y tíos y que conformaban el marco sonoro que lo acompañaría toda su vida. Porque además de aquellos a los que estaba unido por el extraño vínculo de la sangre, estaban los otros... los que la vida colocaba en el recién nacido camino de Yupanqui. Los que se reunían en torno a un fogón amistoso con un canto concentrado, serio, que tenía una magia especial para Yupanqui y que le ofrecían un mundo recóndito, milagroso, extraño. Para Atahualpa, esos hombres eran, por obra de la música, como príncipes de un continente en el que sólo él penetraba como invitado o descubridor privilegiado. Esos fueron, en verdad, sus maestros.

En 1917 su familia se traslada a Tucumán y el pequeño encuentra otro paisaje, otros hombres, otras melodías, otros misterios. La vida lo había colocado, según el mismo lo diría después... "En el reino de las zambas más lindas de la tierra". Allí aprendió que el hombre canta lo que la tierra le dicta. Que el cantor no elabora... solamente traduce.
Cuando tenía apenas 13 años y para firmar algunas incipientes colaboraciones literarias en el periódico escolar, Roberto comenzó a utilizar el nombre Atahualpa en homenaje al último soberano Inca. Algunos años después le agregó el Yupanqui que llevaría toda su vida. La traducción de estos nombres, unidos, serviría luego para significar de manera inmejorable el destino de aquel niño: Ata significa venir; Hu, de lejos; Allpa, tierra; Yupanqui, decir, contar; de donde bien podemos deducir que con ellos se expresa: "El que vino de lejanas tierras a decir... a contar".

La temprana muerte de su padre lo hizo prematuramente jefe de familia. Juega tenis, boxea, se hace periodista y comienza entonces a responder a un llamado que signará su destino... el del camino. Será improvisado maestro de escuela, luego tipógrafo, cronista, músico y fundamentalmente, agudo observador del paisaje y del ser humano. Los mil oficios lo reclaman y él responde a todos porque es la manera que tiene de conocer al hombre de su tierra con sus angustias y sus esperanzas; con sus realidades y sus sueños; con todo lo que luego habría de nombrar y cantar incomparablemente.

Cuando tenía apenas 19 años de edad, compuso su canción "Camino del Indio". El tema en su origen no tuvo la entidad de himno de la indianidad que luego el pueblo le otorgó. Simplemente fue una canción inspirada en un sendero que llevaba, ascendiendo la ladera del cerro San Javier - en el amado Tucumán de su infancia - hasta la huerta de naranjas y al rancho de un anciano indio amigo de aquellos niños. Pero la gente, con esa proverbial capacidad y autoridad para otorgar valores determinados a la obra de otros hombres, la consagró como una alta alabanza a los senderos que recorrió a pié el indio de esta América nuestra.
Por aquellos años, con su guitarra, una pequeña valija y unos pocos pesitos, se larga por los caminos del país para reconocer no sólo su geografía sino también su canto; porque es en la canción anónima y antigua que entona el pueblo donde él intuía que estaba el verdadero rostro de su patria.
Primero fue Buenos Aires y los mil oficios que la inmensa capital le obligaba a desempeñar al joven Chavero para superar sus días de pobreza y a veces hasta de hambre.

Escribió:

Buenos Aires, ciudad gringa,
me tuvo muy apretao.
"Tuitos se me hacían a un lao
como cuerpo a la jeringa..."
("El payador perseguido")

Y un destino, el del caminante, que nunca quiso ni pudo abandonar:
"Yo siempre fui un adiós... un brazo en alto,
un yaraví quebrándose en las piedras
cuando quise quedarme vino el viento
vino la noche y me llevó con ella.
("No me dejes partir, viejo algarrobo...")

Un destino que le proporcionó el tema para los más profundos y universales de sus versos.
"Cuando se abandona el pago
y se empieza a repechar,
tira el caballo adelante
y el alma tira pa´atrás.
("La añera")

"Andaré por los cerros,
selvas y llanos toda la vida
arrimándole coplas
a tu esperanza, tierra querida.
("Tierra querida")

1931-1940

En 1931, Entre Ríos y un puñado de impresiones que traducen fielmente el paisaje sur-mesopotámico... "Sin calendario... con la sola brújula del corazón, me topé con un ancho río, con bermejos barrancos gredosos, con restingas bravas y pequeñas barcas azules. Más allá, las islas, los sarandisales, los aromos, refugios de matreros y serpientes, solar de haciendas chúcaras".
Aún se llamaba Héctor Roberto Chavero, pero ya estaba creciendo el Atahualpa Yupanqui que conocería el mundo. Fue en tierras entrerrianas donde el poeta cantor se tienta en revolucionarias aventuras que le significan una arriesgada huida a caballo, su permanencia en una isla ocultándose de la persecución policial y la experiencia de cruzar el río huyendo hacia el primer exilio en la República Oriental del Uruguay, país en el que se mantuvo tocando y cantando en bibliotecas y escuelas y en donde quizá haya conocido a un extraordinario poeta oriental con quien compuso memorables obras del cancionero universal, Romildo Risso.

Pasado un par de años, Yupanqui regresa a la tierra entrerriana,... "A contemplar el misterio de los montes emponchados de niebla en las mañanas"... para debutar luego en una emisora santafecina, Radio Soler, por cuya onda proyecta los primeros sonidos de su guitarra universal.
Luego, la experiencia periodística en Rosario y aquella célebre crónica que le tocó escribir anunciando la muerte de quien había sido su maestro de guitarra, Don Bautista Almirón, y que le hizo expresar dolorosamente:
..."Qué selva de guitarras enlutadas, contemplaron mis ojos esa noche".

En esa ciudad forma un dúo con un entrerriano luego de grabar tres discos para la Agrupación "El Mangrullo" (1936) con la zamba "Paso de los Andes" y el estilo "Mangrullando" (además de "Camino del indio", "La vidala del adiós", "Apariencias" y "Cumbres siempre lejos") en el cual elogiaba la calidad de la, por entonces, reconocida yerba "Néctar".

Después, Córdoba, la pensión de la calle Palestina, la pobreza vetando vocaciones científicas hoy insospechadas en Yupanqui y la amistad con importantes personalidades de la cultura, la ciencia y la política (Aníbal Campos, Mirizzi, Deodoro Roca), amistades que irían moldeando el perfil del artista popular más importante de Argentina.
Afirmando su condición de caminante, es el noroeste argentino el ancho horizonte que alcanza Yupanqui para conformar un sentimiento comarcal que lo señalaría para siempre.

Su recorrido por los Valles Calchaquíes a los que entraba a veces por la Quebrada del Portugués o por Amaichá del Valle, o también bajando del Alto de Ancaste en Catamarca, le van señalando un camino que se parece a la vida; con sus alturas y hondonadas,... sus rectas y sus sinuosidades, sus sonoridades y sus silencios.

Todos sus viajes los hizo a lomo de mula..."Cuarenta días a lomo de mula... con poquito de ropa, algún libro,... un charango... una quena y una guitarra".
Ruiz Huidobro y Felipe Chocobar lo acompañaban...

"Cargueritas guapas
marchando adelante;
piedras en la senda,
cantos en el aire...".

Recordaba Yupanqui mucho tiempo después: “...he dormido en chozas donde la miseria abochorna todos los paisajes, en los valles abandonados, atando mi caballo a lazo largo y asegurando la presilla en una espuela, dejándome la bota a medio quitar para así despertarme a medio tirón...".
Y en el camino, Tucumán. Un sendero de asombro para el niño que fue... un camino de revelaciones para el hombre que ya es. Una comarca de perplejidades. Por eso busca querencia y en la cumbre de Raco levanta su rancho al lado del de su compadre Chocobar, "Un indio sabedor de sendas y lejanías...” amaicheño, que le ayudó a levantar los horcones de su rancho.

En este Tucumán están las fuentes donde abrevó Yupanqui y desde donde surgió el cauce inagotable de su lírica. El misterio tritónico de la baguala señaló el rumbo. Luego, sólo hubo que aceptar la sugestión de los caminos y echar a andar definitivamente en un itinerario de asombros que sólo interrumpió la muerte.
Tucumán, Salta, Jujuy, la Puna...

"Me juntaba en el campo con los amigos, ya porque uno tocaba la quena, ya porque otro no la tocaba pero tenía dichos interesantes... ya porque el paisaje me maravillaba y seducía. Me quedaba ocho, diez, quince días viviendo con matrimonios coyas en la Puna, o muchas veces abrazado a dos o tres perros que faltan en las casas, sembrando con ellos y aprendiendo las maneras sencillas de la vida...".

También Santiago del Estero, paisaje en el que encontró a los hermanos Díaz, con los que recorrió, en una gestión hechizante y reveladora, el paisaje "shalaco" del que surgieron las mejores vidalas y chacareras y el que le fue dando al pentagrama yupanquiano los climas precisos de la geografía musical argentina.

En 1935 se lo convoca a la inauguración de Radio El Mundo. Allí, junto a la orquesta de Dajos Bela, hace conocer bagualas, vidalas, zambas, gatos y chacareras con honrada fidelidad, géneros que comienza a grabar en 1936 para el sello RCA Víctor y que lo colocan en el fino y memorioso oído del pueblo.

Luego, nuevamente el regreso a Tucumán, su estadía en la calle 25 de Mayo y los amigos con los que "tomábamos mate y poníamos un pañuelo a la guitarra bajo las cuerdas. Así podíamos tocar hasta el alba sin molestar a los vecinos. El rasgueo parecía una caja de fósforos; lo hacíamos sin gritar, casi íntimo, cantando el uno para el otro, divirtiéndonos e emocionándonos hasta las lágrimas. Alguna vez, revelando aspectos escondidos de su carácter comentó:
..."No sé si me siento un hombre solitario. Me gustan las bromas, conozco cien mil chistes paisanos y puedo contarlos tres noches seguidas sin repetir ninguno. Tengo buena memoria para el chiste y me gustan las ocurrencias; vengo de gente campera, de gente que siempre buscaba un porteño para que nos costeara la diversión. Vengo de un espíritu burlón pero campesino, y ligeramente dramático, mucha pobreza, mucha soledad, pero con una tercera dimensión particular y sentido del humor que viene de mi abuelo. Yo te cuento un cuento y tengo sentido del humor, pero si me pones una guitarra en la falda se me acabaron los chistes, las bromas; es como si me pusieras una vieja Biblia más clara en sus parábolas".

De aquellas reuniones en Tucumán cuenta Atahualpa:

"Cada quincena que pagaban en el Ingenio Fronterita, ahí estaba Yupanqui con el Grupo Aconquija, que tenía tres guitarristas: Barrionuevo, Menéndez y Falú. Sí, el mismísimo Eduardo Falú que tendría entonces 18 años y que vivía en la casa de los Prat Gay".

"Por ahí - recordaba Yupanqui - le decía a Falú: "Cantemos alguna cosa, chango, y el salteño se largaba con Tabacalera. También tocaba "Viene clareando" y, como punteaba ligero, muy ligero, le hacia bromas diciéndole, por ejemplo: "Usted se apura como enano con diarrea"...

En esos años -apunta Yupanqui- con un amigo, Ernesto Gómez Molina, solíamos recorrer los pueblitos en un camión, con un proyector y películas de William Hart, Richard Dix y otros cow-boys de la época. Una sábana servía de pantalla. Del lao de leer se cobraba 20 centavos, del otro... 10. Una vez terminada la película se retiraba la sábana atada a dos árboles y Atahualpa subía a la caja del camión para dar un concierto de zambas, chacareras y gatos para el pueblo que allí se había reunido. Así se ganaban la vida estos dos amigos. Así llegó alguna vez al Cerro Colorado, el ámbito que sería su "querencia" y la comarca de su último silencio.

Mientras tanto, aficionado a la etnología y a la antropología, en 1949, en su afán de aprender acompañó al profesor Alfred Métraux -etnólogo francés- en sus estudios por la provincia de Salta, estudiando la vida de los chiriguanos, ingresando a Bolivia por Tarija, andando y andando... siempre andando.
Estas excursiones etnológicas no distraían su vocación artística, por el contrario la acentuaban, integrando estas experiencias a su mundo folklórico, para enriquecerlo aun más. De regreso a Buenos Aires, actúa nuevamente en Radio y firma contrato con el sello discográfico Odeón en el que permanecerá durante más de cuarenta años.

1941-1952

En 1941, en la ciudad de Jujuy, se publica su primer libro de versos, "Piedra sola", que Yupanqui prologa con estas palabras:

"En el camino de tus montañas
encontró mi corazón estas palabras.
Lo grande, lo intraducible
queda dentro de mí.
Como una música recóndita
amparada en la sombra cósmica de tu silencio."

En 1943, finaliza su ciclo en Radio Aconquija de Tucumán y expresa: "Camino,... te voy andando. Me vas llevando, camino. A lo largo de ti, la vida muestra su dolor y su sombra, su drama y sus alegrías. Muchas veces he querido descansar, detenerme en una esquina cualquiera del tiempo, vivir como los demás, defender algo que sólo sea mío... Pero será mi destino igual al de los ríos: dar, darse a la luz y a las piedras, tropezar, afirmarse y seguir andando... andando".
Andando llega en ese año a Buenos Aires y coordina para el teatro Presidente Alvear, la puesta en escena del espectáculo "Voces de la tierra", que incluía por primera vez en Buenos Aires la versión del "carnavalito".
Ese mismo año se publica "Aires Indios", obra que es el resultado de una serie de exposiciones orales ofrecidas por el autor en aquellos liceos y escuelas de Uruguay de los primeros años.

En 1945, junto a un grupo de intelectuales se afilia al Partido Comunista en un acto público realizado en el Luna Park de Buenos Aires, asumiendo, sin disimulo, un compromiso político que habría de durar siete años.
Yupanqui, definitivamente antifascista, cree encontrar en esta agrupación política, la alternativa "democrática" que le permitiría luchar contra el régimen que gobernaba el país. Esta actitud le significará importantes consecuencias personales y artísticas. Se prohibió su actuación en teatros, radios, bibliotecas, escuelas, etc. Sus obras tampoco podían ser ejecutadas y a él no se lo podía nombrar. Era el silencio. Sin embargo, nada ni nadie podrían alterar su rumbo. Fue detenido muchas veces y estas circunstancias sólo lograron inspirar la obra de mayor envergadura creada por Yupanqui... "El payador perseguido".

"Por fuerza de mi canto
conozco celda y penal.
Con fiereza sin igual
más de una vez fui golpeao
y al calabozo tirao
como tarro al basural.

Hombre de anchos horizontes, Yupanqui no pudo resistir demasiado tiempo aprisionado a las herméticas estructuras de un "partido". Su mundo no admitía "instrucciones" ni "directivas" ajenas a su sentir nacional. En el mismo Payador Perseguido cantaría:

Pa que cambiaran las cosas
busqué rumbo y me perdí;
al tiempo, cuenta me di
y agarré por buen camino.

¡Antes que nada, argentino,
y a mi bandera seguí!
El cantor debe ser libre
pa desarrollar su cencia.
sin buscar la conveniencia,
ni alistarse con padrinos.
De esos oscuros caminos
yo ya tengo la experiencia.

En 1952 se apartaría definitivamente de la política partidista. Nunca de su compromiso con la gente. Es entonces cuando comienza a escribir las mejores canciones de lo que hoy se llama "protesta" y que no eran sino el compromiso de un hombre sensible a los padecimientos de otros hombres y que tenía la suficiente valentía para cantarlos.

En 1947 da a luz su novela "Cerro Bayo" que años después se tomaría como guión para la película "Horizontes de Piedra" con música y papel protagónico del propio Yupanqui. Este film obtuvo el Primer Premio en el Festival de Cine Karlovy Vary de Checoslovaquia en 1956 a la mejor película y a la mejor música. Dirigida por Román Viñoly Barreto, fue filmada en Tilcara y participaron de ella Mario Lozano, Julia Sandoval, Enrique Fava y Milagros de la Vega. El texto que le dio origen fue traducido al francés, al holandés y al japonés.
En 1949, Yupanqui nuevamente desembarca en Uruguay, la libre tierra oriental que conociera en su época entrerriana. En ese mismo año viaja para presentarse en Hungría, Checoslovaquia, Rumania y Bulgaria, países por entonces bajo la órbita soviética, regresando por Francia en cuya capital, París, conoce a Paul Eluard. Fue Eluard quien le presenta a Edith Piaf, "el gorrión de París", que por entonces actuaba en el Teatro Athenée. En carta a su esposa, Nenette, Yupanqui pormenoriza los antecedentes de aquel encuentro que se realizó el 6 de junio de
1950, escribiendo: ...

"Bueno, pasado mañana tengo mi concierto en el Teatro Ateneo. Esta contratada Edith Piaf, que es la sensación de París este año. Parece que ha hecho una carrera meteórica. Cantaba canciones francesas sin pena ni gloria, hasta que la descubrió un empresario inglés y le hizo una gran publicidad. Ahora se ha casado con un millonario y noble francés, tiene palacio y yatch, petit hotel en la Riviere, y es la artista más cara de Francia. Es democrática y tiene 42 años. Yo todavía no la conozco. Los amigos le pidieron que fuera a cantar al Ateneo y aceptó de buen grado. Parece que me oyó una noche en Salle Pleyel porque le dijo a Aragón: Yo sé que cantaré para un artista de verdad".

Dos días después de aquella actuación volvería a escribir:

"Anteanoche fue mi concierto en el Ateneo. Estuvo muy bueno, y resulto un gran éxito desde todo punto de vista. Yo toqué como pocas veces había tocado. Estaba bien preparado, seguro de mi técnica, exacto, claro. Estaba el París elegante, el París burgués, y los melómanos clásicos. No había proletariado. Fue un concierto "pour la elite". Fue una revelación, mi concierto, para muchos. Un músico parisino me dijo: Ud. puede tocar como Segovia, pero Segovia no podría nunca tocar como Ud."

Fue este uno de los momentos que Yupanqui guardó con mayor emoción en su memoria. Inmediatamente firmó contrato con "Chant du Monde", la compañía grabadora que editó su primer larga duración en Europa, "Minero soy", que obtuvo el primer premio al mejor disco extranjero de la Academia Charles Gross, entre trescientos cincuenta participantes de todos los continentes en el Concurso Internacional de Folklore.
Ese año resulta sumamente fecundo, desde su actuación con Edith Piaf. Su lanzamiento al mundo europeo es definitivo. Sesenta recitales en el viejo continente le permiten ocupar un destacado espacio en el ambiente musical de Europa. Años más tarde, en la década del sesenta, ocurrirá algo similar con el público de Japón después de más de cincuenta recitales ofrecidos en todo el territorio de ese país.

1953-1963 volver al índice

En 1953, de regreso de Europa, concreta la ya mencionada desvinculación del Partido Comunista en una breve nota que, titulada: "Formula una aclaración el artista Atahualpa Yupanqui", publica el diario derechista La Nación y cuyo texto señala:

"Con el fin de desvirtuar interpretaciones equívocas, me veo obligado a dejar sentado públicamente mi alejamiento absoluto y definitivo -por propia convicción- del Partido Comunista, desde hace aproximadamente dos años. Que sólo me guía el anhelo de sumarme al engrandecimiento cultural de mi Patria y a la difusión de los motivos musicales folklóricos de la nación".

En su edición del 28 de Julio de 1953, "Nuestra Palabra", Órgano oficial del Partido Comunista en nuestro país denunció que:

"el Partido se enteró que, desde las esferas oficiales, se le hicieron llegar bajo cuerda (A Yupanqui) proposiciones para que renunciase", y que éste, luego, "había realizado gestiones ante altos funcionarios civiles y militares solicitando indulgencia para sus "errores políticos del pasado" y autorización para volver a actuar públicamente".

Agregaban los comunistas entonces:

..."que ese método de golpear y tender la mano se estrella contra la dignidad de los artistas y escritores de vanguardia, fieles al sentido de sus propias vidas, dio resultado con Atahualpa Yupanqui.
Desde entonces y superadas las trabas y prohibiciones a las que había sido sometido por aquel régimen de gobierno retoma sus actuaciones en Buenos Aires. Radio Splendid le ofrece sus micrófonos y su regreso es festejado por el pueblo.
Mientras con Nenette construyen la casa del Cerro Colorado, Yupanqui recorre el país. Andar y andar, pero buscando ya un espacio propio dentro del paisaje para quedar en él.

Aquí demoraremos por unos momentos esta historia para destacar la importancia que tiene la decisión de Atahualpa de elegir un paisaje para construir, con piedras del mismo lugar, un refugio para sus silencios y sus amores. Caminante empedernido, no es sencillo imaginarlo a Yupanqui como hombre de un solo pago. Tiene que haber existido un rotundo llamado de la tierra para decidirlo. Y ese llamado debe haber contenido elementos a los que no pudo renunciar el poeta. La piedra, la montaña, el río, bien pueden haber sido los signos que afirmaron al hombre a esa tierra. Cada uno de ellos posee la fuerza y la sugerencia suficiente como para haber estimulado su espíritu. También el silencio. Ese espacio sonoro intraducible que sólo algunos paisajes pueden contener y proyectar al alma humana. Además, los seculares testimonios que los primeros habitantes de América dejaron en la piedra.

1964-1988 volver al índice

En 1964 realiza su primer viaje a Japón, país que recorre palmo a palmo, desde las ciudades más importantes hasta las aldeas más remotas. Todo es para Yupanqui motivo de fascinación. En ese "misterioso descubrimiento mutuo", se siente hermanado en, ¡vaya a saber qué abuelos!, de qué milenios, antes de qué siglos. Desde allí trajo una bella canción de cuna que grabó en uno de sus discos, "Nem Kororó"; aunque dejó a cambio su lastimado corazón en un poema:

Hiroshima

"Como Ave Fénix, de las cenizas renaciendo.
Como una Sinfonía de Beethoven
que alcanza la alegría a través del dolor.
Como un héroe legendario resucitando en cada célula,
organizando el pulso de las arterias,
vigorizando el músculo,
lavando el alma con agua y luz de siglos
hasta recuperarte y consagrarte
al oficio y al libro,
al canto y la esperanza.
Labrador del futuro, gran sembrador del sueño,
Así mi corazón te siente, enamorado,

¡Hiroshima!
Qué noche fue tu noche, kimono desgarrado.
Cuando todo era sol sobre la tierra.
El horror sin fronteras, y la ciudad sin niños.
Ni pinos en las sierras, ni arrozal en los prados.
Ni un ave, ni una flauta de bambú
contando historias bajo las estrellas.
Todo fue un gran silencio, sin salmo, sin adioses.
Ni lágrima ni salmo.
Sólo un inmenso asombro horrorizado.

¡Hiroshima!
Pero Dios custodiaba tu ternura,
Tu sagrada semilla, tu voz profunda.
Y te recuperaste, y renaciste,
Hasta pintar de nuevo la timidez graciosa del cerezo.
Y las madres pudieron en la tarde
Recomenzar el canto interrumpido.
¡Nem Kororó! ¡Nem Kororó!
Así te siente mi corazón enamorado.
Así te canta mi guitarra Argentina.
Así te digo adiós y en ti me quedo.
¡Hiroshima!.

Estas experiencias las vuelca Yupanqui en una serie de apuntes poéticos que Editorial Aguilar publica con el título, "Del algarrobo al cerezo". Testimonio lleno de emotividad en el que Yupanqui propone paralelismos y comparaciones que solamente su espíritu universal es capaz de establecer y transmitir. Expresa en la despedida de ese libro:

"Vuelvo a la sombra de mis viejos algarrobos llevándome un tímido botón de tus cerezos. Yo me voy, con la noche me voy. Pero mucho de mí queda contigo, junto a tus casitas de papel y silencio, junto a los lotos en la bruma de tus lagos, en la nieve que decora el arrozal, en el misterio azul del Fujiyama, Sayonara Japón... Sayonara.”

Si Japón acogió con amplitud el mensaje Yupanquiano, desde 1968 es España la que abre su espléndida caja de resonancias para atesorar el sonido y la palabra de Atahualpa. Durante todo ese año recorrió la geografía de la Madre Patria, como siempre, de pueblo en pueblo... de asombro en asombro. Diría después...

"En cualquier canción que nosotros cantemos, en nuestra manera de dolernos o de esperanzarnos, hay una vieja herencia. En la más gaucha de nuestras coplas anda por ahí un abuelo español dando consejos".

España enriquece a nuestro artista, pero le reconoce también su jerarquía. La Revista "Discóbolo" de Madrid comenta el 9 de Noviembre de 1968 ante el último recital de Yupanqui en el Palacio de la Música:

"Atahualpa ha vuelto a partir de nuevo, esta vez a Francia. Y aunque otro poeta dijo que partir es morir un poco, Atahualpa no morirá nunca porque él está latente en el tiempo. Porque su corazón errante lo mantiene inquieto y en su afán de cantar a las gentes doquiera se encuentren, ha recorrido la Península de Norte a Sur, de Este a Oeste, durante nueve meses que ha permanecido en ella"

"Por un camino de España
camina mi corazón:
antes no se conocían,
hoy son amigos los dos...
Por un camino de España
camina mi corazón.

Francia, 1968. Regresa al lugar en el que había sido descubierto veinte años antes, París. "Le Monde", en su edición del 12 de diciembre de ese año comenta:

"Su nombre suena como un eco de leyenda y se sabe que él lo ha escogido en homenaje a sus abuelos... Para la Argentina, su país natal, como para América Latina, Yupanqui es el poeta de la guitarra, que recorre los pueblos, llanuras y sierras para cantar el alma india con fervor mesiánico. En realidad, detrás de esa imagen romántica, se oculta un artista complejo; un poeta social".

En febrero de 1968, Yupanqui fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras de Francia por el Ministerio de Cultura de ese país, por la labor realizada a lo largo de 18 años de actuar y brindar su literatura al país galo. Algunas de sus canciones son incluidas en los programas de Institutos y Colegios donde se enseña literatura castellana. La gente lee sus coplas. En 1968 se publica la traducción de su novela "Cerro Bayo", con el título "Horizons de Pierre" (Editións Messidor, París) y en 1983 ve la luz un libro titulado "Atahualpa Yupanqui", un ensayo de Francoise Thanas (Le Livre a venir de París). La primera parte es la traducción del poemario yupanquiano; la segunda y la tercera, un ensayo de interpretación sobre el poeta y el compositor.

1989-1992 volver al índice

En 1989, un importante centro cultural de Francia, la Universidad de Nantere, solicitó a Yupanqui la creación de la letra de una Cantata para conmemorar el Bicentenario de la Revolución Francesa.
La pieza titulada "La Palabra Sagrada" (Parole Sacree), fue estrenada ante altas autoridades francesas, siendo la obra, no una recordación del hecho histórico sino, más bien, un homenaje a todos los pueblos sometidos que se liberan. Antes, en 1965, había publicado su libro poético-autobiográfico "El canto del Viento", por el que desfilan en un inventario vital y sugerente, los hombres y los paisajes que fueron modelando el universo yupanquiano.
Sin que importe ubicar con precisión cronológica la fecha de su creación, "El Payador Perseguido" es si duda uno de los momentos más altos del compromiso poético y musical de Yupanqui. Comenzada la obra durante la segunda guerra mundial, ve la luz varios años después y se constituye en un documento excepcional de la vida de Atahualpa. Está allí latente el deber que se planteara al iniciar el camino y el pacto que con los hombres del mundo rubricara en cada uno de los actos de su vida. Están allí su madurez y su sabiduría. Define lo irremplazable de su rumbo y las encrucijadas por las que atravesó para definir su dirección definitiva. La fidelidad al hombre, la libertad y la justicia. Tres soportes ético-morales sobre los que afirmó su condición de genial artista universal.
"El payador perseguido" es la crónica poética de una gesta. La memoria escrupulosa y esencial de un extenso y generoso peregrinar. Es la historia de una militancia consagrada a lo humano. La relación de una empresa épica cantada desde los mismos caminos que golpean en su andar los hombres del universo.

"El payador perseguido" es, indudablemente, Atahualpa Yupanqui. Pero las vicisitudes de su vida fueron y son aún, las de otros hombres en muchos lugares de la tierra. Por eso su profunda humanidad y su innegable universalidad. Él mismo decía:

"...Y yo noto que no soy sólo yo, hay muchísimos, hay miles de "payadores perseguidos" en mi país. No importa que no sean payadores pero es penoso que sean perseguidos".

Lo que canta Yupanqui en esa obra es su realidad y la de sus hermanos, con sus frustraciones, desengaños e infortunios; con sus corajes, hazañas y heroísmos. No es una ficción ni una fantasía.
Es la historia de un hombre que, como muchos otros, anduvo por el mundo tras un ideal irrenunciable: la igualdad entre los hombres.
Esta escrita "para" la gente del pueblo porque la vida de Atahualpa transcurrió "entre" la gente del pueblo y, sin adherir a la vocinglería de los oficiantes de la protesta, en su obra no hubo nunca silencios cómplices. Hubo más bien una vigorosa voluntad de alumbrar, lejana de la siempre aviesa intención de deslumbrar.

"El Payador Perseguido" más que una protesta, es una denuncia... Es una forma de presentar batalla desde la palabra , para proclamar con ella el grito que surge desde el lastimado corazón del hombre. Ésta no será nunca una obra en desuso porque lo que narra tiene la permanencia de los grandes dramas de la humanidad.

Atahualpa Yupanqui escribió alguna vez:

“El primer deber del hombre es definirse. Ubicarse como testigo y actor de un viejo pleito entre la mentira y la verdad. Y exponer, testimoniar. Para llegar a esto debemos despojarnos de miserias interiores. Tenemos que barrer el patio del fondo".

Recordando estas palabras, pensamos que la lectura persistente de "El Payador Perseguido" por los argentinos -particularmente los jóvenes- puede lograr eso. Una generación que, de cara al mañana, elija la solidaridad, la justicia, la libertad, la honradez, el honor y la dignidad más alta para librar los singulares combates de la vida.
Su vocación le impuso un camino. No hubo entonces margen para las deserciones. Ni siquiera para la nostalgia. Era su sino y ante él se inclinaba respetuoso y gozoso. Lo supo reconocer así alguna vez diciendo:

"El hombre deja atrás el hogar, el calor de los seres y las cosas queridas, y parte hacia una visión que atrae irresistiblemente, para su dicha o para su dolor, como el famoso Peer-Gynt de Ibsen, que caminó toda la tierra, mientras la voz de Solveig en el viento lo perseguía con la misma súplica..."

Si la tierra esta cubierta de caminos, ¿Porqué no vuelves a mí?

Fiel a su destino, Atahualpa Yupanqui murió en Nimes, Francia, cerca del Mediterráneo, el 23 de mayo de 1992. Tampoco fue ése el final de su andar. Hubo de regresar, ceniza ya, a su pago querido del cerro Colorado. A la querencia que él había construido robándole las piedras al paisaje y nutriéndola de sonidos y de voces.
Fue el 8 de junio de 1992. Un puñado de amigos, inconsolables, enmudeció con él en la mañana gris. Luego, pasado el llanto, habría de volver en el cauce inimitable de las gargantas populares, cerrando así el severo itinerario del canto que el mismo delineara de en su poema:

Nada resulta superior al destino del canto.
Ninguna fuerza abatirá tus sueños,
porque ellos se nutren con su propia luz,
se alimentan de su propia pasión,
renacen cada día para ser.
Si, la tierra señala a sus elegidos.
El alma de la tierra, como una sombra, sigue a los seres indicados
para traducirla en la esperanza, en la pena,
en la soledad.
Si tú eres el elegido, si has sentido el reclamo de la tierra,
si comprendes su sombra, te espera
una tremenda responsabilidad.
Puede perseguirte la adversidad,
aquejarte el mal físico,
empobrecerte el medio, desconocerte el mundo,
pueden burlarte y negarte los otros,
pero es inútil, nada apagará la lumbre de tu antorcha,
porque es sólo tuya.
Es de la tierra que te ha señalado.
Y te ha señalado para tu sacrificio, no para tu vanidad.
La luz que alumbra el corazón del artista
es una lámpara milagrosa que el pueblo usa
para encontrar la belleza en el camino,
la soledad, el miedo, el amor y la muerte.
Si tu no crees en tu pueblo, si no amas ni esperas
no alcanzaras a traducirlo nunca.
Escribirás, acaso, tu drama de hombre huraño,
Cantarás tu extravío lejos de la grey, pero tu grito
será un grito solamente tuyo, que nadie podrá entender.
Sí, la tierra señala a sus elegidos.
Y al llegar el final, tendrán su premio: nadie los nombrará,
serán lo "anónimo", pero ninguna tumba guardará su canto.

("Destino del canto")
Miguel Ángel Gutiérrez

Premios y distinciones

El reconocimiento nacional e internacional de su obra le valió diferentes premios y distinciones.

Entre ellos:

1950 Premio de la Academia Charles Cross (Francia) al mejor disco de música popular.
1950 Condecoración en Hungría por su contribución al arte. Recibe la Estrella Roja.
1954 Medalla de oro del Congreso Nacional.
1956 Premio del Club Gimnasia y Esgrima de La Plata por difusión de nuestro Folklore.
1956 Premio a la mejor música de película en el Festival de Karlovy Vary (Checoslovaquia).
1956 Premio de la Presidencia de la Nación por la película Horizontes de Piedra.
1960 Socio honorario de la sociedad Integración Guitarrística Argentina.
1960 Premio Odeón por los 25 años en la empresa.
1967 Premio del Festival de Cosquín.
1968 Premio de la Academia Charles Cross (Francia) al mejor disco extranjero.
1969 Premio de la Academia Charles Cross (Francia) al mejor disco extranjero.
Único artista en obtener dicha distinción tres veces (1950, 1968, 1969).
1969 Premio Ondas de España.
1970 Gran premio de Folklore de SADAIC.
1972 Se impone el nombre de Atahualpa Yupanqui al escenario de Cosquín.
1972 Premio Martín Fierro.
1973 Disco de Oro por difundir la música criolla por el mundo Emi Odeón.
1973 Ciudadano Ilustre de Vera Cruz (Méjico) y Trovador de América.
1973 Premio Jornada de Medios de Comunicación Social (Madrid) España.
1975 La Intendencia de Arles (Francia) lo honra con el Sello de la Ciudad.
1975 Premio América (Méjico).
1978 Condecorado con la Orden de Francisco de Miranda (Máxima distinción del país) por el gobierno de Venezuela.
1978 Premio Pläne de Berlín (Alemania) por mejor disco extranjero.
1979 Presidente honorario de los Trovadores de Medellín (Colombia).
1979 Premio Zipo de oro (Bogotá , Colombia).
1980 Premio Tenco 80 del Festival de San Remo (Italia).
1980 Premio de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires (Argentina).
1980 Diploma de Honor de California de Cancao Nativa (Uruguayana, Brasil).
1980 Premio Gaucho (Alemania).
1980 Premio de Museo del Cine (Municipalidad de Bs. As.).
1980 Premio de la Municipalidad de Río Grande.
1980 Ciudadano Ilustre y Llave de la Ciudad de Gral. Alvear.
1982 Premio de la Asociación Musical de Santa Fe.
1982 Diploma de Honor del Museo del Hombre Dominicano (Santo Domingo).
1982 Diploma de la Universidad de Santo Domingo.
1983 Diploma de Honor del Consejo Interamericano de Música de la OEA (Washington).
1983 Premio del Teatro Nacional de Bogotá (Colombia).
1984 Premio Konex como uno de los cinco mejores escritores argentinos
1984 Premio de la Municipalidad de Buenos Aires.
1985 Premio Konex de Platino por autor de Folklore.
1986 Caballero de Las Artes y Las Letras del Ministerio de la Cultura de Francia.
1986 Hijo y Artista Dilecto de la Ciudad de San Miguel de Tucumán.
1986 Profesor Honorario de la Universidad de Ingeniería de Lima a nombre de La Nación (Perú).
1987 Sulky de oro (Simoca, Tucumán).
1987 Kipukamayo del Colegio de Contadores de Tucumán.
1987 Premio de la Secretaría de Cultura de Monte Buey (Córdoba).
1987 Señor de la Copla y el Canto LV 12 Radio Independencia (Tucumán).
1987 Premio Rhegium Julio II. Premio Internacional Citta della Stratto (Calabria, Italia).
1988 Premio de la Radio LT14 de Paraná (Entre Ríos).
1989 Hijo Distinguido de la ciudad de Pergamino (Pcia. De Buenos Aires)
1989 Huésped Ilustre (Olavarría).
1989 Ciudadano Honorario de Rosario.
1989 Diploma de la Comisión de Folklore del Festival de Cosquín.
1989 Premio Los Notables de Radio Cerealista de Rosario.
1969 Reconocimiento de Villa de María del Río Seco a su labor de difusión de nuestro Folklore.
1990 Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba
1990 Premio Discepolín otorgado por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.
1990 Premio del Instituto Vocacional Concepción de Concepción (Tucumán).
1990 Premio del Festival de Cosquín a la trayectoria.
1990 Premio del Canal 9 (LS 82 TV) de Buenos Aires a la trayectoria.
1991 Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
1992 Premio del Centro Tradicionalista Las Tres Marías de San Genaro.
1997 Se erige un templo en su memoria en Japón.

mayo 24, 2011

JOSE LARRALDE



Nació un 22 de octubre de 1937 en Huanguelén, Provincia de Buenos Aires - Argentina
Escribió sus primeros versos a los siete años de edad, iniciando así un camino vasto y fecundo que lo llevaría inexorablemente al corazón de los Argentinos. Descendiente de vascos y árabes, don José ha sido trabajador rural, tractorista, albañil, mecánico, soldador y, como él mismo se define, guitarrero y cantor.
Vivió frente a la casa de don José Dip y allí escuchaba continuamente a Jorge Cafrune.
Un día le pidió a don José Dip que le presentara a Jorge Cafrune. Durante una noche de 1966, en un asado en casa de don Eduardo Saad , tío de Larralde, don José Dip le dice que allí le presentará a Jorge Cafrune.
Allí, José le pasa a Jorge los temas que había compuesto, el último de los cuales, era "Sin pique". Luego de escuchar la interpretación de Larralde de "Sin Pique", Cafrune quedo prendado del tema y le pide a don José Dip que al día siguiente llamara a Hernán Figueroa Reyes, director de grabaciones de CBS, porque quería grabarlo en esa semana. Hernán le dice a don José Dip que ello es imposible porque estaba listo para salir el LP "Yo digo lo que siento". Pese a todo, Jorge se empecina y lo graba enseguida. Conjuntamente con "Permiso", "Sin Pique" apareció en el siguiente LP de Jorge, titulado "Jorge Cafrune" (CBS 8745), en 1967.
Veinte días después, Cafrune regresa a Huanguelén pues tenía que actuar en una localidad cercana, muy pequeña, llamada Girodías. Jorge hizo invitar a "Pepe" Larralde para que le acompañe.
En aquella oportunidad, Cafrune interpretó 3 temas, presentó a Larralde y ya no cantó más. Toda la noche quien cantó' fue Larralde. Desde entonces, en todas sus actuaciones, Cafrune siempre mencionaba "a un chango de Huanguelén", promocionando a Larralde.
En el año 1967, José Larralde grabó el primero, de una serie de treinta y un discos editados en la Argentina. Su intensa actividad discográfica sufrió interrupciones sobre todo por el contenido crítico de la mayoría de sus canciones. En todas ellas, están presentes las vivencias de oficios, situaciones y personajes que conoció y vivió a lo largo de su vida. Personalmente, además, ejercicio las más diversas ocupaciones en el medio rural. A sus versos, tal vez por desconocimiento del medio geográfico y social en que nació y creció, suele endilgárseles cierto hermetismo y rebuscamiento.
No obstante ello, si se analiza globalmente toda su producción, es fácil entender el porqué de la adhesión y fidelidad del público. Este quizás, valorice el desprecio del intérprete hacia la maquinaria comercial que, las mayoría de las veces, ha sido principal causante del bastardeo y desvirtuación del género.
En efecto, Larralde, desde hace años, desarrolla su labor artística lejos de los circuitos comerciales masivos de festivales y casi sin apoyo promocional y publicitarios de las grandes empresas de comunicación. Ello no le impidió, no le impide, ni le impedirá seguir concitando la atención y el apoyo de nutridos núcleos de seguidores en cada uno de sus recitales.
Su canto trascendió nuestras fronteras para llegar a países como Alemania, Australia, México, Brasil, Colombia, Venezuela, Uruguay, Paraguay, Chile y España entre otros. Como dato elocuente de su popularidad, baste decir que las ventas de sus discos han superado largamente los doce millones de unidades y que su obra más popular "HERENCIA PA´ UN HIJO GAUCHO", lleva vendidas, ya, más de cinco millones de placas.
Fue uno de los pioneros en difundir los loncomeos y cordilleranos de origen y ambientación patagónica recopilados y/o compuestos por los hermanos Berbel. Ocasionalmente abordó canciones del Litoral y Cuyo, o rescató viejos valses criollos como "Temblando" (Alberto Acuña - Gualberto Márquez "Charrúa"); "Cardo" (Pedro Noda - Enrique Uzal).
Recientemente lo han reivindicado, como modelo, algunos músicos del rock pesado local, en particular Ricardo Iorio, ex líder del grupo Hermética.

En 1995 se le otorgó el premio Konex al mejor cantante masculino de música de raíz folklórica, y en 1995 y 1996 obtuvo sendos premios ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo).
Como compositor, tiene en su haber mas de seiscientas obras, trescientas de las cuales no han sido editadas hasta el momento
Cantor orillero, tal como él gusta que le llamen, exhibe hoy una trayectoria tan notable como digna, pues se ha alejado voluntariamente del consumismo perverso tan característico de nuestra sociedad. Sin embargo, y a pesar de ello, su gente no lo olvida. Así lo demuestran la concurrencia a cada una de sus presentaciones y las sostenidas ventas de sus discos. Su éxito artístico esta bien sustentado en la auténtica y sincera expresión campera tanto como por el permanente testimonio que ha dado, a lo largo de toda su obra, de sus convicciones.
En 30 años, José Larralde, ha forjado una mística acaso única en el folklore argentino. Su clara y potente voz y su estampa de patriarca contrastan respecto de su obra, que siempre recurre sólo a lo imprescindible para mostrar las cosas más comunes de la vida cotidiana.
Larralde dice sus verdades (dice verdades), y las dice con una convicción tal que las mismas trocan en universales. Canciones como "A las once menos cuarto", "Patagonia", "Y otras cosas fuleras" o sus monólogos, que regala entre tema y tema, muestran un Larralde sagaz, agudo y atento observador de la realidad del hábitat circundante. Pero Larralde no se queda allí, también es testimonial (muy testimonial), cuando arremete denunciando las desigualdades entre pobres y ricos, entre peones y patrones o entre los "todopoderosos" señores instruidos de la ciudad y los, aún hoy, desprotegidos trabajadores rurales.
Capaz de cantarle una bella despedida al cigarrillo (o al mate) como narrar poéticamente la envidia del pájaro preso ante la algarabía de los gorriones libres, Larralde observa, escribe y canta aquellas cosas que, en la premura por "vivir" lo nuestro, pasamos por alto.
Allí, en sus canciones y en su poesía de neta y auténtica raigambre campera, está el secreto de este autor de obras que recorren el país de punta a punta dejando, en cada pueblo, un poco del hombre que les dio vida.
José Larralde es, hoy en día, el único compositor del folklore nacional capaz de mostrar bellamente la esencia del hombre de nuestras llanuras.
Fuente: http://www.donjoselarralde.com.ar/jl/

Discografía Oficial de Jose Larralde
CANTA JOSÉ LARRALDE (1967) editado en CD & LP
PERMISO (1968) editado en CD & LP
El sentir de Jose Larralde (1968) editado en LP y CD
HOMBRE (1969) editado en CD & LP
PA QUE DENTRE (1969) editado en CD & LP
EL SENTIR DE JOSE LARRALDE (segunda parte) (1969)
AMIGO (1970) editado en LP y en CD (2005)
SANTOS VEGA - MILONGA DE TIRO LARGO - 1970
CIMARRON Y TABACO (1971)
CIMBREANDO (1972)
SIMPLEMENTE - 1973
MACOLLANDO (1973)
DEL CORAZON PA DENTRO (1974) editado en CD & LP
Y UN PORQUE SIN FINAL (1975)
DE HABLARLE A LA SOLEDAD - 1976
AL TRANCO MANSO NOMAS - 1977
SI YO ELEGI MI DESTINO - 1978
DESDE LEJOS - 1979
DEL SUR PA ALLÁ -1980
AMANSANDO SOLEDADES - 1981
UN VIENTO DE AQUEL LAO - 1982
HABLANDO EN CRIOLLO - 1983
VIENTO ARRIBA - 1984
EL ALEGRE CANTO DE LOS PÁJAROS TRISTES - 1986
COMO QUIEN MIRA UNA ESPERA - 1995
TRAYENDO AYERES VOL I - 1996
TRAYENDO AYERES VOL II - 1996
A LAS 11 - 1/4 - 1999